El enseñar requiere de muchos aspectos, pero lo principal es la intención de hacerlo. En la actualidad, la deserción escolar es un tema preocupante, ya que intervinientes sociales, culturales e incluso emocionales nos juegan en contra y muchas veces ponen en jaque nuestra vocación.
Todo profesional de la educación está llamado a ser agentes de cambio y recordar todos los días el por qué de nuestra elección nos eleva a pensamientos revolucionarios y nos lleva a querer hacer siempre nuevas todas las cosas.
Un profesor educa con las miradas, los gestos y aquellas palabras acogedoras, que en los tiempos que fuimos formados, no existían. La relación profesor - alumno está llena de complicidad, ya que la intencionalidad es mutua, el querer enseñar y el querer aprender.